Capítulo 24

 

El dolor de Valerio en el ayuntamiento (compartido por su madre) contrasta con la cara de felicidad de Justo y Priscila.

--espero que esto te sirva de escarmiento para que se te quite esa fea manía de querer ser maricón... ¡¡esa gente no tiene palabra... ese no es tu mundo¡¡tú tienes que encontrar una muchacha buena como Priscila para casarte y tener tus hijitos...¡¡ --Justo.

Valerio no dice nada, está demasiado dolido. Sólo mira a su padre con lágrimas en los ojos. Rufina, muy triste, trata de dar ánimos a su hijo:

--no entiendo lo que paso, la gente lo vio.

Valerio se levanta, va hacia a su coche.

--¿donde vas, hijo? --pregunta Rufina angustiada.

--a buscarlo... me tiene que explicar muchas cosas.

Priscila se acerca a Valerio:

--no le vayas a rogar...

Desesperado, Valerio le dice:

--¡¡aquí pasó algo raro y Axel me lo tiene que explicar¡¡

--¡¡lo único que pasó es que no te quiere... te engaño... sólo te busco por sexo... claro, eras sano, sin vicios... No estabas tan usado como él¡¡ --sigue diciendo Priscila.

La mujer está parada delante de la puerta del coche para que Valerio no se vaya pero él le da un empujón: 

--¡¡dejame en paz¡¡ --le dice Valerio.

Valerio se mete en su coche y se va. Priscila se enfrenta a los padres de Valerio.

--¡¡Don Justo... ¿¿porqué lo dejó ir?¡¡¡si esos dos hablan se va a dañar nuestro plan¡¡

Rufina está muy impresionada por las palabras de esa mujer que pude ser su nuera:

--¿ustedes tramaron algo para estropear la boda de mi hijo?

Justo ignora a su esposa y le dice a Priscila:

--logramos separarnos... mi hijo es orgulloso, no va a perdonar este plantón... y esto seguro que el otro degenerado no va a creer en Valerio después de lo que piensa que pasó entre mi hijo y tú¡¡

Los cómplices sonrien maleficamente. Rufina está muy decepcionada y dice a su esposo:

--¡¡cómo has podido dañar a tu propio hijo¡¡

--¡¡el único que se daña es él, lo prefiero muerto que maricón¡¡

Rufina se lleva las manos a la cabeza:

--¡¡no digas eso...¡¡es un pecado¡¡

Justo trata a su esposa con mucho desprecio. Por primera vez Rufina se atreve a enfrentarse a su esposo:

--¡pues yo voy a hablar con mi hijo... no voy a permitir que me lo lastimen¡¡

Justo agarra a su esposa del brazo y le dice:

--¡¡si lo haces te quedas en la calle y luego a ver quien te recoge¡¡

Con gritos, Justo atemoriza a su esposa.

Totalmente feliz, Emilio llega a su casa. No deja de pensar en Jaime, en el cuerpo desnudo del guapísimo chico del gimnasio.

-¡¡una cita... mi primera cita¡¡¡no me lo puedo creer¡¡¿¿cómo será acostarte con un macizo?¿lo haremos en la primera cita?¡¡¡espero que sí... hace ya tantos años que espero... Hacerlo con Jaime va a ser como volver a perder la virginidad¡¡

Axel lo estaba esperando en su coche.

--¡hermano¡

Emilio pone muy mala cara.

--¿¿qué haces aquí? hoy he tenido un día muy bueno y no me gustaría que me lo estropearas. 

Axel lo mira con cariño y se le acerca:

--me alegro por ti, pero yo estoy mal. Ha sido un día pésimo. Necesito hablar con mi hermano...

Emilio lo recibe muy frío:

--pues yo tengo prisa.

Emilio se iba a ir pero Axel lo agarra del brazo:

--hermano... te lo suplico... estoy solo, estoy mal... te necesito.

Emilio lo ve francamente mal y se alegra de eso. Con ironia le dice:

--¿que pasó?¿no te casabas hoy con tu príncipe azul?

Lloroso Axel le dice:

--fue un día horrible. Si supieras... Yo vi...

Emilio no lo deja seguir. Muy distante le dice:

--¡¡no tengo tiempo para tus tonterías¡¡

--me fui de la casa de Valerio... ¡¡no tengo donde ir¡¡

--¡¡en la ciudad hay muchos hoteles...¡¡

--¡¡pero es que no quiero estar solo...quiero volver a casa¡¡

Emilio no quiere eso.

--¡¡papa te odia... estás muerto para él¡

Oír eso lastima aún más a Axel:

--hermano, no me hagas esto... tiendeme una mano... ayudame con el viejo.

--¡para él estás muerto. No le gustan los maricones¡ --dice Emilio muy hiriente.

--¿y si sabe que tu eres gay?

--¿me estás amenazando?

--¡¡nooo¡¡ claro que no, nunca --dice Axel con angustia--, sólo te digo que las mentiras no duran siempre... puedes necesitar de mi...

--¡¡yo nunca voy a necesitar de ti¡¡¡

Emilio se iba a ir corriendo pero Axel le agarra del brazo:

--¿porque tu odio hermano...? ¿¿que te he hecho yo? --pregunta Axel con la voz desgarrada.

Emilio lo mira y descarga toda su frustración contra su guapísimo hermano:

--¡¡ser el perfecto... el guapo, el que todo lo hace bien, el que se acuesta con los más guapos y que hay para mi¿¿que?

A pesar de las palabras de odio de Emilio, a Axel lo que más le duele es el sufrimiento de su hermano.

--me duele tanta amargura... que más quisiera yo que fueras feliz... pero yo tampoco soy feliz...

Con mucho cariño, Axel quiere apoyar su mano en el hombro de Emilio pero éste lo rechaza con odio y le dice:

--¡¡pues me alegro¡¡

Emilio deja solo a su hermano que solloza:

--¡¡hermano no me hagas esto... te necesito¡¡

En la noche, Emilio va a ver a Kira antes que empiece el espectáculo.

--¿y tú?¡¡hoy debes haber cagao bien porque no tienes esa cara de amargado¡¡

--¡¡Estoy feliz... Jaime me pidió una cita...¡¡

--¡¡niña... por fin te van a echar un buen polvo¡¡

--y eso no es lo mejor...

--¿no? chica... estoy en ascuas... ¿y que debe ser mejor?

--que Axel no se casó... está hecho polvo --dice Emilio con una sonrisa.

Kira mira a Emilio molesta y le suelta:

--eres mala, reina. por eso estás sola. No te mereces que un hombre te quiera.

Como todas las noches, Julia se cuela en la habitación de Marcos. Solo cuando está dormido se atreve a confesar sus sentimientos hacia él. Se sienta a su lado en la cama y mientras lo mira con ternura le dice:

--te amo marcos y cada vez me cuesta más estar separada de ti... como me gustaria besarte... amarte.... lo sentí desde el primer dñia que te vi.

Marcos abre los ojos ya que no dormía. Ella se quiere ir asustada pero él la agarra de la mano:

--no lo digas hazlo. Ámame como yo a ti.

Marcos empuja la cabeza de su falsa esposa hacia sus labios y ella aún se resiste a besarlo:

--no Marcos... eso no puede ser... --dice a pesar que lo desea.

Él la tira sobre él y ya no se pueden parar. Se besan fundiéndose el uno en el otro.